Cigarrette

Yo tenía una amiga a la que quise mucho. La conocí en el primer año de la universidad y me volví su mejor amigo. Ya saben lo que dicen de los mejores amigos, ¿verdad? Si, pues, si es cierto, me temple peor que cuerda de guitarra de esta muchacha y no dejaba de pensar en ella como si fuese un dolor de muela... que mala analogía.

Margarita Vergara era una chica que estudiaba en letras, le encantaba escribir poemas y todos los días... TODOS LOS DÍAS... me hacía escucharlos. Y yo, como buen pánfilo que soy, los escuchaba por que ella me encantaba. Estaba enamorado, enchuchado, obsesionado con la pobre Margara a la que llamaba Cigarro. “Margarita” en inglés sería “Margaret”, “Margaret” se puede dividir en “Mar” y “Garet”. Mar en inglés es “Sea” y junto a la otra palabra seria “Seagaret” o dicho en español peruano “Cigaret” o “Cigarrette” que en español es Cigarro. Esas cosas solo las encuentran en mi cabeza.

Voy a ser sincero, nunca me gustó leer poesía. Alguien una vez me dijo, la poesía es la flema del alma, cuando tu alma está enferma espeta poemas para sentirse mejor. Y no creo en eso, pues he leído poemas muy hermosos... ¿a quien engaño? ¡Yo no entiendo a la poesía! Y no sé s culpar a Cigarro por ello, pero no me entra, la leo una y otra vez y no la entiendo. Salvó cuando estoy tan depre que mis sentidos se enferman y se confunden. Mi boca huele, mis ojos sienten, mi olfato ve... y solo así puedo entender lo que alguien escribe. Eso me trae problemas pues mucha gente (eso si es exagerar) que me lee, escribe poemas y no los entiendo. Para lo que normalmente me encargo de leer sus cuentos, si los hay, y con eso me entretengo. No los culpó, el culpable soy yo.

Volviendo a Margarita, ella fue mi amor platónico. Sé que a muchos de ustedes eso les puede sonar a loser, pero... que chu... soy un loser ¿y que? Ja, ja, ja. Y recuerdo las últimas veces que la vi, ella me decía que yo no podría gustarle pues la baraa no me crecía como a ella le gustaba. Traducción: eres un mocoso imberbe. Y ahora sin darme cuenta, mi barba ya hinca... claro, han pasado años y eso tenía que suceder, pero mi flaca me lo hizo notar, lo que me hizo recordar a Margarita.

Lo último que supe de ella fue que trabajaba para una minera en las afueras de Lima, estaba 15 días en la chamba y 5 en Lima. Le perdí el rastro. La última vez que la vi, trabajaba en Larcomar hace un par de años, y juraría que la vi junto a un tío sesentón pasearse por el lugar. La vi tan ella como la recordaba, pero ya no es lo mismo cuando estás enamorado de otra persona. Quise pasarle la voz, pero nunca me escuchó... y así la perdí otra vez.

Margarita era especial, su cabello cambiaba de color de acuerdo a la estación. Si se lo pintaba, no lo sé, yo le creía lo que ella me decía ciegamente. Podía tomar todo el alcohol del mundo y nunca emborracharse, era bien jarra la amiga. Cantábamos en los jardines de la universidad canciones que tuvieran dos voces, menos pimpinela, y decíamos que jugábamos ajedrez con las personas solo por placer... aunque creo que ese recuerdo esta fallado. Leyó mi primera novela, “La venganza” y se mató de risa cuando en realidad fue una historia de terror, lo que me hizo declinar en escribir por un buen tiempo. Como sea, Margarita, donde quieras que estés, que seas muy feliz como una lombriz, aunque las lombrices no sean felices por que son el alimento de las perdices y ya sabes lo que dicen de las perdices. Mejor que seas feliz como una perdiz, aunque las perdices no son felices por que las personas se las comen para ser felices (“Y fueron felices comiendo perdices”). Yo sé que Margarita, si alguna vez lee esto, se reiría si recordara aquellos momentos, pero como nadie vive del pasado (y esto solo fue un momento catártico para mi) no pediré al olmo que me dé peras. Tal vez... más poemas.

Ok, ella no es Margarita Vergara, pero si es Sofía "Margarita" Vergara. Si ella fuese mi amiga... creanme que no estaría escribiendo un blog.