Sábados.

Mis sábados son especiales.

Me quedo en casa de mi flaca a pasar el día/noche/madrugada conversando como nunca lo hacemos durante la semana. Desistimos de salir pues somos medio antisociales y cuando lo hacemos la pasamos bien (me refiero principalmente a discos, para ir al cine solemos utilizar las noches medio madrugadoras donde su puede ver una BUENA película), ya no realizamos reuniones en la casa pues la tía abuela es bien pesada... con cualquiera que se mueva. Incluso las plantas.

Mientras llega la noche me pongo a revisar blogs, cada vez extendiendome a los links de mis links (¿?) mientras que mi flaca ve tele llenos de programas frivolos como "Vale la pena llorar" de Monica Zevallos donde una tía llora después de haberle presentado al clon de su madre muerta, una entrevista a Walter Mercado donde me comenta que Jimmy Santi debería ver a su cirujano y música (que es lo que más detesto) que escucha una y otra vez, una y otra vez hasta que las letras pierden sentido. Mientras leo comentarios (que son tan o más entretenidos que leer los mismos posts) me animo a dejar mi huella por donde paso, esperando recordar donde lo encontré desde un principio.

Velas, vino y una buena pasta (malfattis), hoy el especial es un Chianti (en realidad dos) y para más tarde si tenemos hambre un pedazo de Bree que acompañaremos con un vino menos bueno pues el presupuesto se nos acortó. La próxima semana son Fiestas Patrias y la historia es otra. Mientras tanto, dejaré de leer, escribir, preocuparme de las cosas que no veo pero que están ahí esperando por que le responda (a.k.a. padre).

Mis noches de sábados me gustan.