Comiendo uñas.

Espere mucho tiempo para escribir este post, desde hace tres semanas probablemente, cuando decidí darme una oportunidad más. Valdrá la pena? No lo sé, me cansé de esperar y siento que está podrá ser una última vez… otra vez.

La última vez que lo intente solo recibí un largo “desapareciste dos semanas por gusto… tomaste tus vacaciones de mi” y la verdad que en el fondo fue así. A veces dudó de querer a una persona que te reclama las decisiones que tomas. Pensé que ese episodio había quedado a tras, pero es un recurrente últimamente. Ahora en lugar de dos semanas, me desaparecí tres semanas (decir que estuve ausente es relativo pues en verdad estaba pero no estaba… me dejó entender, verdad?).

Estuve tres semanas en una capacitación para Practicante de Mantenimiento en Línea de Aviones para una conocida aerolínea. Las clases, estás últimas semanas, han sido peores de cuando estaba en la universidad. Los exámenes que nos tomaban eran casi diarios y si no aprobabas uno, salías de la capacitación. Los exámenes terminaron el día de hoy… y aprobé. Pero solo la parte teórica, aún falta la parte práctica, si es que me consideran también, pues fácilmente hasta acá nomás llegue y me estoy emocionando por gusto. Ahora hay filtros en todos lados.

Hasta donde supe, la convocatoria se realizó para 30 personas, de las cuales solo asistieron a la presentación de la capacitación 23 personas. El mismo primer día una chica se sintió intimidada por uno de los instructores y se fue. Solo quedaron 2 chicas de las 22 personas que fuimos. Al día siguiente fueron 15 personas y el día después de ese quedamos doce. El primer examen fue un miércoles y las notas fueron desastrosas (incluso la mía), pero no quise darme por vencido y continué. Al fin de semana ya éramos ocho los que llevaríamos el curso completo… casi.

Esta semana empezó chévere, en las últimas dos semanas había logrado mantener mi promedio en un nivel aceptable, de los ocho que quedábamos estaba en el puesto cinco y aunque no era el mejor, aún era algo, estaba aprobado. La semana también empezó tocando el peor de los temas del curso, el más pesado, motores (quien dijo que un motor de avión es cosa de niños es por que no los conoce). Y para serles sincero… cuando te gusta algo, dejas de verlo pesado. El martes uno de nosotros desapareció y el miércoles, mi amiga Chechi, la que me acompañaba a almorzar (o era yo el que la acompañaba a ella?) también dejó el grupo… y ese mismo día en la tarde, el “Intervalo” (*) fue suspendido por vago. Solo quedamos cinco.

Éramos cinco los que quedábamos (gracioso número, cinco siempre me ha acompañado en estos últimos años) y ayer nos desgrampu… con diez exámenes… como dijimos ayer entre los patas, fue una “masacre sin piedad para bajarse a todos y no contratarnos, al mismo estilo de Tarantino”. Casi lo fue. Hoy fue nuestro último examen y terminó el suplicio con un “los llamaremos durante la semana”.

Quieren que les sea sincero? Me gustaría que me llamen (por favor abstener comentarios como “confía en ti que lo vas a lograr”, “paciencia que el puesto será tuyo”, “si de verdad lo mereces, lo tendrás” o similares), probablemente lo hagan, probablemente no, pero lo que no quiero definitivamente es que tenga que recibir las quejas de mi flaca por “no conseguir lo que quiero y que ella se vea y/o sienta como la más perjudicada”. Creo que voy a...

Por otro lado, Doce, el último de mis periquitos que nació, murió picoteado por su propia madre, Cuatro. Trece murió en el nido en algún momento de su desarrollo y nunca me enteré y nunca supe que Once tuvo un hermanito, el verdadero Doce, que ahora sería Catorce, pero por cuestiones de fechas, horóscopos y heráldica, se llamará Doce, el segundo. Si nace uno nuevo tendré que ponerle Doce, el tercero, pues al verdadero Doce nunca lo conocí.

Lo prometido es deuda, ellos son Tres (madre blanca), Diez (padre celeste azulado) y su hijo Once (el que esta arriba).

Gracias por estar allí, de verdad.

(*) En el curso había un patita que siempre sacaba las más altas notas (estaba llevando el curso por segunda vez, jejeje), y estaba otro que era muy relajado, el más vago. Entonces en clase cuando decían que se para el “Intervalo”, los dos se levantaban pues eran la nota más alta y la más baja del salón. Es más el pata era tan, pero tan relajado que él mismo se decía que era el “Intervalo abierto”. (requisito para entender la broma, Matemática Básica 1)