Bautismo - 2da parte.

Mi familia y yo llegamos antes de las cinco, eso nos dio tiempo para tomarnos algunas fotos, de mi sobrino con su mamá, con sus padrinos, conmigo y con la abuelita que estaba algo delicada de salud. Como siempre, fue el más fotografiado.

La iglesia estaba llena, extrañamente llena de niñas de 14 o menos años corriendo como si fuera el patio de la quinta de mi abuelo allá en La Victoria. Me sorprendí pues me imaginé que habrían más petisos de la edad de mi sobrino que los que encontré entre el publico. Además el día anterior solo fueron dieciséis personas, lo que yo traduje a 4 por niño (dos padres, dos padrinos), lo que me daba un total de 4 niños por bautizar. Y el resto? La Primera Comunión? No me imaginé que tantos sacramentos se realizaran a la par en una sola ceremonia.

Pasada las cinco de la tarde, como si no fuéramos peruanos, el párroco empezó la ceremonia, todos se pusieron de pie y como si jugáramos en el Juego de la Oca, el bendito (literalmente) padre nos explicó las reglas del (juego) evento. Los niños deben hacer esto, los padres lo otro, los padrinos esto, la familia lo otro. Entonces entré en razón y me di cuenta que todos los niños ahí presentes se bautizarían.

Hubo algo que si me dio rabia, el párroco dijo que permitiría que los niños menores de siete años hablaran por lo mismo que eran niños, pero no que los padres lo hicieran pues deberíamos guardar algo de respeto a la casa de Dios. Yo no tengo preferencia religiosa, pero la tolero, es decir, puedo participar de sus eventos sin sentirme el anticristo o decir “no lo hago por que no creo en ello”. Yo me llevé mi propia decepción de la religión hace mucho, no es lo mismo rechazar algo que no conoces que rechazarlo por moda, como sea, esa es otra historia.

Durante la corta ceremonia, todos empezaron a hablar, cuchicheos en medio de la ceremonia, nadie callaba a nadie, el párroco miraba a todos como estudiándonos para acusarnos con el creador, en pocas palabras, la iglesia era un caos. La gente se levantaba a diestra y siniestra moviendo las bancas, riendo, conversando, llamando al familiar tardón desde el otro lado de la iglesia. Me dio vergüenza, me dio mucha pena vivir en una comunidad donde el respeto por la religión se pierde poco a poco, mi familia no es practicante de la fe, pero al menos le guardamos el respeto. Si uno va a inscribir a un familiar suyo a la fe, al menos que crea en ella, que le tenga cierto respeto. Yo que el párroco la hacía como shaman y escupía como aerosol agua bendita para llamar la atención.

La ceremonia fue corta, yo cargué a mi sobrino mientras lo bautizaron mientras los demás niños y niñas lloraban como si les fueran a ahogar en la pileta. Tomamos fotos y regresamos a casa, luego iríamos a cenar como quedamos al Rodizio cerca de casa.

Comí hasta reventar (ya me está bajando la panza), me zampé medio cerdo, media vaca, como un costal en papas fritas (de las que aún me quedé con ganas de comer en Don Tito), nos tomamos un Segú Carmeneré para acompañar la cena y de paso un postre. Me pedí un pie de manzana con crema pastelera de base y recubrimiento de caramelo que estaba en algodón, pero que no acabé por que me tomé un vaso de agua mineral con gas que terminó de llenarme. Lo que si me dolió fue la cuenta pues como todo buen padrino, debía ponerse con el sobrino. No, en verdad no salió caro, pero fue justo para la cantidad de personas que fuimos, aunque mi sobrino no haya comido ni mi señora madre.

Fue un bonito día familiar, no es algo que yo disfrute mucho pues pocas veces nos reunimos en familia y cuando lo hacemos la pasamos chévere. No como cuando éramos niños y el señor Mitsumasa Kido nos envió a cada miembro a entrenar a diferentes lugares de la tierra. Yo fui a los cinco antiguos picos, en la cascada de Rozan.

Es la segunda vez que soy padrino y la primera vez no le fue bien al matrimonio que apadriné, espero no maldecir a mi sobrino con ello tampoco. Sé que no. Me contaron que está de finalista en un concurso de pintura en el Hotel Crillón y que mañana irá a participar, sé que le va a ir bien al enano csm, je, je, je. Él es un hijo para mi.

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La corbata de la foto fue la que utilizo mi sobrino para su bautismo, el diseño y modelo con cierre gracias a Confecciones Gamarra.