La senda del tenedor.

Ayer empezamos los preparativos típicos de navidad en casa, es decir matarnos de hambre durante todo el día para poder empacharnos en la noche con todo lo que había en el menú. Incluso la ingesta de licor estaba prohibida, pero de alguna forma teníamos que prepararnos, para ello compré un bree y salame para llenar el buche mientras tanto.

Mi vieja estaba emocionadísima pues estrenaría vajilla nueva, se canjeó de Wong sus cubiertos Tramontina y su vajilla Mikasa con unos platos tan extraños para ella como extravagantes. Incluso utilizamos las copas que canjee de Vivanda de Spiegelau para el vino y el champagne. No será la gran cosa, pero al menos no era la misma vajilla que se compró a diez por china en el mercado de Surquillo. La mesa se puso y se llenó al toque de la vajilla, así que la comida se pondría enana segunda mesa.

Problema: no les causa dificultad que en una cena navideña, todos están sentados alrededor de la mesa y cuando quieran servirse algo, esto se encuentre al otro lado de la mesa, justo al lado de la persona a la que no quieren hablarle por que no le compraron regalo? Pues para evitar ese problema, está navidad se implemento la cena buffet, es decir te levantas de la mesa, te acercas a la mesa de comida y te sirves lo que quieras, la cantidad de veces que quieras. Es más fácil y no tienes que cruzar palabras con el invitado sin regalo.

Creo que es costumbre en muchos hogares cenar después de las doce, hicimos todo el truco del Papa Noel para mi pequeño sobrino que se emocionó cuando vio su nueva bicicleta de los Power Rangers y su muñeco de Power Rangers Mystic Force en su traje de Modo Titan (mostro!). Pero lo que más le gustó fue el trae inflable de Superman. Aproveché el desorden para tomar foto al regalo de navidad que le hice a mi hermana, así que espero ahora si sepan que es. Después de todo el show de abrir los regalos y abrazarnos y sonreír y esas cosas que uno DEBE hacer al menos una vez al año con la familia, nos dispusimos a empezar nuestra cena. Abrí el espumante (pues champagne de verdad es carísimo) que compré para la fecha y mi madre hizo un emotivo brindis que le arrancó más lágrimas que cuando vio la Lista de Schindler. No sé ellos, pero yo ya estaba listo para comer.

Este fue el regalo de mi hermana.

Juguemos en la blogósfera mientras dragón comiendo está… comiendo está… comiendo está… Dragón que estás comiendo?

Había diversidad de potajes para todos gustos, pero como solo íbamos a ser seis esta navidad, teníamos que limitar la cantidad de comida pues sino sobraría. Había pavo, que mi viejita relleno como lo hace desde hace cinco años (incluso yo me convertí en un maestro deshuesador), este año utilizó un relleno de verduras al 70%, ósea prácticamente vegetariano. Un pavo solo en la mesa se sentiría solo así que se sirvió junto a una pierna de chancho a la naranja que estaba de RPM (revoluciones por minuto), se compraron dos tamales gigantes (para darle el toque criollo), también se glaceó camote (como un acompañamiento), se abrió una lata de duraznos al jugo, pero las estrellas de la noche fueron definitivamente los arroces (duh! Dragón… arroz, no hay que ser genio para ver donde está la conexión). Los hubo de tres tipos, arroz blanco común y silvestre, arroz con chorizo (es como un arroz a la jardinera) y arroz con aceitunas que estaba simplemente orgasmeante (sentí que me vine –abajo- cuando lo probé). Este año obviamos la ensalada y las cremas pues, no es por nada, eso ya era abusar de la cena.

Rodajas de pavo relleno para servirse.

Los ángeles de Charlie: la pelirroja, la morena y la rubia.

La sorpresa de la noche fue el regalo de mi hermana menor, se compró la primera cámara digital de la familia (que dice es de ella, pero yo la considero mía) con la que se tomaron todas las fotos de la cena, por lo que mi celular quedo relegado por ineficiente ante semejante maravilla producto del crédito de mi hermana. Así que estás pocas fotos son las que pude capturar (cuando pueda la actualizo).

Este fue mi primer plato.

Chupamos vino, espumante y chela, nos quedamos con mi hermana y mi cuñado jugando Jenga hasta las 4am y saben qué? Sí fue una bonita navidad. Aunque la idea principal de la noche fue no cocinar mucho para que no quedara, si quedó, quedó bastante, quedó más de medio pavo, el chancho prácticamente voló (mnn… interesante) y de los arroces solo quedo su aroma en la cocina. Los camotes no tuvieron salida así que esta noche se le considero su debut y despedida.

Espero que ustedes la hayan pasado tan bien como yo.