¡Que paja!

Debo admitir que lo que les voy a contar es algo muy personal, así que si tienes algún tipo de repudio con esta maña mía, eres libre de pasar a los comentarios y dejar muy molesto(a) tu replica y lo entenderé, y es que es difícil que yo, siendo hombre, admita esto en un medio como este.

Todo empezó cuando era un púber, tenía algo de 12 o menos años y creo cursaba el primero de secundaria. Tenía un amigo al que una vez atrapé haciéndolo y bueno, yo, quise imitarlo. Su manejo de muñeca (si, leyeron bien, muñeca) me pareció extraordinario y quería saber como hacerlo. Y se lo pregunté... “es cuestión de jalar y volver a jalar”, me dijo mientras lo hacía en mi delante, “no es difícil, es cuestión de practica”. En el camino a casa, estaba evidentemente nervioso, no podía sacarme de la cabeza el hecho de querer hacerlo, tenía que intentarlo, me sentí por primera vez obsesionado, este sería mi paso de un niño a un hombre, pensaba. Apenas llegué a casa empecé a hacerlo, me encerré en el cuarto de mi señora madre, me senté sobre su cama, agarré un pedazo de papel higiénico (por si acaso) y empecé con la faena. Grande fue la sorpresa de mi madre cuando me chapó haciéndolo... pucha... gritos, llantos, reclamos, cómo era capaz de hacerlo, me dijo horrorizada. Era mi primera vez y pensé que sería algo normal, pero parece ser que para mi madre no.

Me mandó a conversar con mi viejo, él, experto en estas artes, me contó que debía tener más cuidado con ello, y me sorprendió lo que me dijo después “yo también lo hacía cuando estaba en la escuela (militar)”. No me imaginaba que así fuera (ya después cuando uno crece aprende que si), tantos hombres juntos... haciéndolo, no me entraba en la cabeza. Mi viejo me contaba que se reunían en la cuadra(*) todos desde sus camas se ponían a practicar, siempre vigilante del compañero, pues cuando uno es novato, las burlas abundan por doquier. A veces cuando les apagaban las luces por las noches, algunos se amanecían en el baño compartiendo el “vicio”. Sí, al final se vuelve un vicio, una vez que manejas la técnica se te da por repetirlo a diario, al menos eso fue lo me contó, hasta hacían competencias. Incluso algunos compañeros de mi viejo (importantes personajes ahora) se ofrecían a hacerlo a aquellos que no aprendían desde temprano, pues como saben, ser solidarios con el menos experimentado es algo que les enseñan en la escuela. Ese día me sentí cercano con mi viejo.

Y así fue pasando el tiempo, agarraba medias, camisas sucias, manteles, toallas, servilletas, cualquier cosa que me sirviera para dejar mi huella. Hasta mi vieja tuvo que acostumbrarse a que lo hiciera y me decía para que les enseñé a mis primos (contemporáneos míos) pues mi tía también quería que ellos aprendieran. Era como mi amigo me decía “es cuestión de jalar y jalar... todo está en la muñeca”. En el colegio también tuvimos clases de eso, pero para ese entonces, yo ya era expedito en la materia.

Pasaron los años y lo dejé por un tiempo, era obvio pues crecía y empezaba a salir con chicas y ya no era necesario hacerlo, no es que piense que una chica deba hacerlo siempre, pero es que simplemente no se daba el momento especial. Incluso cuando lo hice delante de mi primera enamorada ella se asombró, supongo que era por que no sabía que lo hacía, pero para mi era de lo más normal. Es más incluso pulía sus técnicas, pues no es por nada, pero algunas mujeres creen saberlo todo cuando la realidad es otra, y quien diga lo contrario que tire la primera piedra.

Para entender mejor la técnica podría darles algunos tips, a los que estén interesados. Deben tener en cuenta que las hay de muchos tamaños, grandes, medianas, chicas, todas son igual de peligrosas (aunque nunca he sabido de accidentes con ellas por las noticias) y hay que tener sumo cuidado. No creo que se rompan, pero he visto casos, en sí es como agarrar un lapicero, tienen que tensar bien el adminículo y luego, con un suave juego de muñeca meter y jalar... meter y jalar... siempre tensando lo que utilicen pues a veces podría enredarse. Eso si, tengan cuidado con los ojos pues eso podría sacarles uno (o los dos). Una vez terminado, extiendan lo que hayan utilizado y vean su obra de arte, bello verdad?

Cuantas anécdotas recuerdo de cuando lo hacía (aunque no me crean, ya no lo hago, ahora hay quienes lo hacen por mi, como por ejemplo, Odalis, la señora que ayuda en casa o FD96), en los scouts, en la universidad, incluso antes usaba un canguro donde tenía mi “kit” especial en caso de emergencias. Ahora que recuerdo, no es que lo haya dejado, pero lo hago cuando FD96 me lo pide, ella lo haría pero no tiene mucha motricidad con las manos. A veces lo hago cuando nos peleamos, no es por nada, pero me relaja. Incluso antes de salir, si es necesario, también puedo hacerlo, no me puedo mostrar nervioso por apariencia. Una vez, en Gamarra, me tuve que encerrar en el baño, era una emergencia. Lo gracioso es que Gamarra está lleno de sitios donde hombres y mujeres lo hacen. Supuse de mujeres, pero de hombres, no. Nota curiosa: ahora que lo recuerdo, una vez lo hice en un zapato. Raro, no? Pero si me hubieran visto, era necesario hacerlo.

Para terminar, solo quiero decir a las señoras madres (y por que no?, padres también) que si alguna vez atrapan a sus hijos varones (las mujeres se suponen aprenden desde pequeñas) utilizando la aguja e hilo, incentívenlos a hacerlo, enséñenles a coser, es un juego peligroso, pero necesario cuando sean grandes, eso los enseña a ser independientes y no estar detrás de la mamita a que les pegue un botón o les cosa el elástico del calzoncillo. No, no, no señoras madres, coser no es una actividad solo de niñas, mi madre me reclamaba tanto que hasta me encerraba en el baño a hacerlo a ocultas, claro, después de jugar un rato solo.

Algunas personas, como ven, utilizan maquinas. Yo soy old fashion, utilizo las manos.

Y cuando tenga hijos varones, les enseñaré a hacerlo, y ellos a sus hijos, y ellos a sus hijos y así la maña pasará de generación en generación. Que paja es saber coser!