Comentarios a un Peregrino.

Este post tiene su origen, con lo que escribió Peregrino. Hace dos semanas puso al margen que él odia a los villancicos.
P: No es mi culpa, no es maldad, que no tenga gran afinidad por la navidad, dijo.

Ya el día de Nochebuena, se encontraba muy tranquilo, no habrá cena, pavo ni vino, solo pan y un té de hierbabuena. Peregrino conversaba, en ese momento con un amigo.
A: No seas parco, amigo mío. – dijo con bondad el Alquimista.
P: No me digas eso, que la navidad es consumista.
A: Debes cambiar ese pensamiento, pues de la realidad mucho dista.
P: Cada quien vive las fiestas como en verdad uno las vista.

Y aunque su amigo no lograba, cambiar su punto de vista, Peregrino solo tragaba las palabras de Alquimista. Sin poder convencerlo del todo y habiendo agotado la lista.
A: No me dejas otra opción. -amenazó el Alquimista.
P: Que dices? Me amenazas? Nada me hará que cambie de idea.
A: No es cierto, pues antes de que la noche nueva sea, tres visitas tu tendrás y apreciarás la Nochebuena.

Así su amigo se desconectó, dejando en ascuas a Peregrino.
P: Esta conversación me desconcertó... mejor voy en busca de un buen vino.

Cuando la noche ya cayó y todo el mundo celebraba, un comentario le llegó, a su cuenta de correo que ya cerraba. Y leyó con impaciencia, aquellas palabras sin sentido.
P: Oh, por dios, que he hecho yo para que me comente tanto pervertido.

Eran las diez de la noche y el sueño lo subyugaba, prefirió ya no tomar lonche y se metería a la cama. Sin embargo, en el fondo recordaba esas palabras “tres visitas tu tendrás y apreciarás la Nochebuena”, es lo que pasaría en verdad por no tomar su hierbabuena. Y así aburrido se echo en cama, nada temía que ya le pasara, los fantasmas no existen y menos visitas hacen a las casas.

El reloj dio campanadas nueve y Peregrino despertó.
P: Me parece raro que suene, si yo no tengo ese tipo de reloj.

Una niebla muy espesa, su cuarto pronto invadió. Una silueta muy escueta, en el fondo se formó.
D: Soy el blogger de las Navidades Pasadas y en tu búsqueda he venido. No soy choro, ni un fantasma, soy el blogger llamado Dino.
P: Como es que a mi casa has entrado, si todo estaba asegurado? – preguntó Peregrino preocupado, aunque en el fondo estaba más asustado.
D: He venido a llevarte a épocas de antaño. Antes de partir de viaje... me dices donde está el baño?

Pronto la niebla espesa, a ambos personajes envolvió. Cuando finalmente dejó de ser densa, a los dos los descubrió.
P: Qué es este sitio al que me has traído?
D: No te es familiar? Porque acá tu has vivido.

Un menudo infante, de larga cabellera apareció. Jugaba con un pequeño elefante, que de una caja desenvolvió. Estaba vestido muy elegante, Peregrino en ese momento notó.
D: Recuerdas bien tu ese instante?
P: Me es borroso. –él soltó.

Peregrino sonrió y viejas épocas rememoró.
P: Había olvidado por completo, que de chiquillo era muy bello.
D: Debe serlo porque aún no entiendo a donde se fue todo ese cabello.

El pequeño infante parecía triste frente a la ventana, ni un canto ni el juguete su ánimos levantaba.
D: Recuerdas acaso por que ese día estabas triste?
P: Muy poco me viene a mente, como si fuera un mal chiste.
D: Yo lo sé, lo sé muy bien, lo que en ese momento viviste.
P: Ahórrame vergüenzas y dime a que viniste.
D: Si tu comportamiento no cambias, sin ayuda del que te asiste, pronto tu existencia se olvidará en el mundo en que naciste.
P: No me importa ser olvidado, siendo yo el que trajiste. Regrésame pronto a mi tiempo, sácame de este sitio triste.

Y tal cual ambos llegaron, pronto desaparecieron. Peregrino y Dino pronto aparecieron en el punto donde empezaron.
D: No olvides tus días como un niño maltrecho, y no es solo ese hecho de que seas Peregrincho.
P: No me digas Peregrincho que eso no es verdad, no me gusta la navidad y todo me llega al pincho.

Esta es una obra hecha sin una pizca de maldad,
Les deseo a todos ahora, una Feliz Navidad!!!

Pronto Dino se esfumaría como cuando llegó en ese momento, pero antes de enfrentar ese tormento, un nuevo ser aparecería. Una mujer de espaldas, sus cajones revisaba, vestida como una hada, de los cajones sus ropas sacaba.
P: Qué haces extraña dama, con mi ropa así tirada?
S: Ese tipo de preguntas no se le hacen a una dama.

La mujer extraña juntaba toda su ropa, negra, verde, azul y roja, todo en un montón acumulaba.
S: Esta ropa no te va, si quieres que sea franca. No sé como alguien como tu, aún usa medias blancas.
P: Preséntate mujer, que arrojas mi ropa como demente.
S: Ay caramba! Cuanto escándalo! Soy Seren, la blogger de las navidades presentes.
P: Y por qué arrojas mi ropa así? De esa forma tan vehemente?
S: No saldrás conmigo por ahí, si es que no te vistes decente.

Así Seren lo vistió con un traje muy holgado, Peregrino murmuró que hubiera preferido estar colgado.
P: No crees que exageras, con esta vestimenta? –incriminó Peregrino con una camisa color menta.

Así ambos partieron por todas las calles de la ciudad. Visitarían a sus amigos, los de cerca a su vecindad.
S: Mira acá a Petisita, comiendo un pastel de fresitas.
Por este lado está Dragón, haciendo fama de buen tragón.
A tu amigo Alquimista, no hay bebida que se le resista.
Y a Jano desde su cajón, tomando fotos por montón.
P: Se ven felices y me alegro, que en sus corazones eso exista.
Pero aun yo no te entiendo porque todo este cargamontón.
S: La navidad es una fiesta, corrompida a consumista.
Pero la verdad siempre la encuentras en el fondo de tu corazón.

Peregrino se dio cuenta que no gustaba de la fiesta, pronto rápido reaccionó.
P: Para mi todo esto apesta.

P: Regrésame a mi casa, blogger de las navidades presentes. Aunque me fría en el infierno, no cambiaré tan fácilmente.
S: Es tu decisión si así lo quieres, eso sí, ten tu presente, que si tu vida tu no cambias, serás amargado para siempre.

Y de un suspiro ambos volvieron, al frío y lúgubre departamento. Seren dijo antes de partir...
S: Peregrincho eres en serio.
P: No me digas Peregrincho, porque eso no es verdad. No me gusta navidad y todo me llega al pincho.

Pero antes de acabar con tan sucinta frase, el tercer blogger apareció en su cuarto como si lo esperase. Este era diferente, de los otros como de otra clase. Oscuro y sin rostro, vestía un oscuro traje.
P: Eres tu el blogger de las navidades futuras? –preguntó Peregrino con mucha soltura.

Sin embargo este blogger no dijo palabra alguna. Abrió su traje y lo envolvió, en un oscuridad muy profunda. Pronto ambos se encontraron en una ciudad futura, todos cantaban villancicos, con amor y mucha dulzura.
P: Veo que no hablas por las puras, di tu nombre que no me has dicho.
C: -con la voz bastante profunda – Soy Chinasky, ahora Decidio.
P: Que es este sitio al que me has traído? Porque todos cantan villancicos?
C: No hay nada que los detenga, tu muerte ya ha sucedido.
P: El mundo no parece, con mi ausencia haber cambiado.
C: Aunque te gustara la navidad, igual sigues de porfiado.

Peregrino no entendía, la presencia de ese personaje, este era el más difícil de entenderle el mensaje.
C: No hay nada malo con que no quieras, que en este mundo encajes.
Odiar los villancicos ya es normal en este paraje.

Peregrino vio a aquellos, que cantaban con emoción. Cuando un grupo de plebeyos, golpeaban a los que cantaban cualquier canción.
C: Aquellos extremistas, son tus seguidores que sin duda exista.
P: Vaya algo bueno sucede, en este futuro que me equidista.
C: Tu no cambies, eso te pido, si quieres que esto persista.
Regresemos pronto a tu tiempo y perdámonos de vista.

Así de un parpadeo, ambos llegaron al departamento de nuevo. Peregrino despertó, como si todo hubiera sido un sueño.
P: Que extraño momento he pasado! –exclamó casi exaltado. De su cama se levantó y a la ventana corrió apurado.

Vio que todo era como antes, de encontrarse con esos tres personajes. Nada había cambiado, ni siquiera el portero Dante.
P: Oye tu Dante, sabes que día es hoy? –grito por su ventana al primer piso.
D: Es navidad y ya me voy, estimado señor Peregrincho.

P: No me digas Peregrincho, por que eso no es verdad, no me gusta navidad y todo me llega al pincho.

Y como todo en esta historia, no tiene ni un sentido, no hay mensaje aprendido para aquel que los villancicos odia.