Calor.

El verano llegó y con el, el bochorno. Al menos en extremo para mi. Es insoportable andar en verano, lo detesto, tener que salir a las calles vestido... si por mi fuera andaría con mi hojita de parra en mis partes nobles y con sandalias, pues ni los zapatos los tolero (nada de Crocs para mi, ya vi que son puro plástico y eso saca pezuña).

Ahora me baño más de tres veces al día y con agua fría. Es más, el agua ya deja de ser fría, pues ando tan caliente (no sé como eso suene para mis amigos de habla hispana fuera del Perú, pero me refiero a que mi cuerpo quema) que el otrora agua helada, ahora se ha convertido en agua tibia. Y yo que sudo más que aquella vez que invité a la Comunidad del Anillo a mi cumpleaños número ocho...

Elrond: Uno llevara el anillo al Monte del Destino. – todos se sientan en círculo. – Toma la sortija en que mano está (2)... toma la sortija, toma la sortija, en que mano está.
Frodo: Gané?
Elrond: No, tu llevarás el anillo.
D96: Uff...!

Pero la peor parte me la llevo en las noches antes de acostarme. Después de sacarme toda la ropa y andar prácticamente en pelotas por mi casa, me doy cuenta que estoy todo pegosteado. Así que me doy un último baño para estar fresco y dormir tranquilo, solo me pongo una bermuda, que es con la que duermo, y ando con las llantas afuera como si fuera Michellin. Sin embargo, mis peores enemigos aparecen de noche. El calor atrae a muchos insectos a mi cuarto (es que mi cuarto está frente al jardín) y el primero en entrar es...

Da calor solo verlo, no?

La polilla. Pero no de las chiquitas, sino las grandes, esas que una vez me provocaron golpearme con mi propia sandalia. Chocar con una de ellas ya me da coooosa.

Las termitas. En grupos de a 20 o más, vuelan alrededor del foco, mutilándose las alas y cayendo por todo el cuarto. Peor es cuando ya estoy en mi cama y de pronto una aparece sobre mi, lo que me hace también golpearme.

Los toritos. Pequeños insectos que hacen ruido al chocar con cualquier superficie. También se han metido conmigo cuando he estado ya en mi cama y esos si me hacen saltar.

Y el peor enemigo de todos...

El zancudo. Mientras estoy despierto no veo ni uno solo. Basta que apague la luz y abrace a mi almohada (que? no puedo abrazar mi almohada?) para que empiecen sus “bzzz...”, “bzzz...” al oído cual susurro de enamorada y yo este cual lince esperando que se acerque la gacela para atraparlo como si fuera un maestro Kung Fu con los dedos. Nunca me ha ligado, pero lo intento. Y al día siguiente estoy con toda la pierna picada como si me hubiera intoxicado.

Como detesto los insectos de verano.

Por favor, señor invierno... regrese pronto que no soporto el calor!!! (o la calor?) Ya ni las chelas las puedo tomar heladas, a los cinco minutos ya estan hirviendo!