Yo no sé tomar.

Esta es una afirmación que podía dar hasta hace un par de años. Yo, a diferencia de la juventud de ahora, cuando tenía quince, no me juntaba con los patas del barrio a chupar, ni menos nos íbamos a una cantina de mala muerte a llorar nuestras penas, ni mucho menos me juntaba en la fiesta de alguien para celebrar. Bien triste mi adolescencia, no?

Bombas (*) criminales no he tenido.

Esta también sería una afirmación que podría ser falsa si es que no hago un buen back-up de mi vida alcohólica. Y es que, hasta donde me da el cerebro, solo ha habido una vez que borré el casette (**). Y aunque siempre me jactara de nunca haber tomado hasta la inconsciencia, sé que miento fragantemente al decirlo.

Una vez, en una reunión en mi casa, mi vieja había hecho piscola (Pisco+Coca Cola+limón) en cantidades industriales, celebrando solo dios sabe que. Todos, sin excepción, tomábamos este preparado en jarras como agua. Recuerdo que en un momento me pidieron poner música y juro por la Sarita que no podía leer las letras en el estuche del CD. Estaba hasta las huevas, me resistía a declararme ebrio del todo, pues solo había tomado dos vasitos de ese trago, pero como no estaba acostumbrado a tomar, me hice el fuerte y seguí parado... por unos minutos mas.

La cabeza me daba vueltas, ya no articulaba palabra alguna (eso es normal incluso sano), sentía un algo muy dentro de mi que pedía salir (y no me refiero a un poema de amor), los ojos se me cerraban y lo único que quería hacer era vomitar. Así que para no levantar sospechas y no hacer roche con mis sonoros gestos vomitivos, me fui al baño del segundo piso para liberar mi fuerza interior y sentirme an ALL NEW Dragón del 96.

La siguiente escena empieza en mi cama, con un dolor de cabeza espantoso y mi mejor amigo a mi lado, mas seco que un tronco.

TRANQUILOS... no piensen mal. Solo me dolía la cabeza!

Según cuentan las malas lenguas, cuando todo el mundo se fue, mi vieja y hermanas subieron a sus cuartos y cuando quisieron entrar al baño éste estaba cerrado. Tocaban la puerta sin respuesta del otro lado, alguien se había quedado dormido en el baño. Y para colmo de males, no había llave del baño, así que se tuvo que llegar al extremo de romper la puerta para entrar. Cuando mi vieja entró, me vio sentado con el pantalón abajo, en el inodoro (como se diría... water o güater?), dormido con la cabeza entre las piernas. Con ayuda de mi amigo, me levantaron, me limpiaron (eso dice mi vieja), me pusieron de vuelta el pantalón y me echaron en mi cama, donde amanecí al día siguiente con la resaca que SI recuerdo.

O sea, algo así, pero con más caché. Claro, si posible.

Desde entonces, nunca tomo hasta perder el conocimiento. Y menos FUERA de mi casa.
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(*) Borrachera.
(**) Olvidar lo que sucede durante la bomba.

Foto tomada de aquí.