El Día de las Madres.
Yo trabajo cuando otros descansan. Trabajo en un
restaurante.
Y hoy me tocó trabajar, casi todo el día. Hoy (o ayer)
fue el Día de las Madres o el Día de las MADAFACAS, como les digo de cariño.
No, no las voy a saludar porque es demasiado cliché… y
las cosas cliché solo las escribo en el face. Ok, antes lo hacía acá, pero era
porque no tenía face. Y ya este dragón se ha rascado tanto las alas, que ya no
hace cosas cliché.
No sé si tienen idea de lo fuerte que es trabajar en un
restaurante. En especial cuando esta lleno. Solo hay dos días que se llenan
obligatoriamente, el Día de San Valentín (sentado en cuclillas, chupándome el
dedo) y el Día de las Madres. Todos ustedes MADAFACAS, prefieren no cocinar en
casa y van a restaurantes a NO cocinar, NO lavar platos, NO hacerla de
anfitrión y sobre todo, NO tener el estrés de preocuparte que cocinar, de si
salió bien o si fue suficiente. No hay sobras que guardar, solo es sentarse,
comer e irse.
Pero que pasa en una cocina cuando el restaurante está
lleno? Todo es un caos, llegan los pedidos, largas listas de pedidos que tienen
que salir a tiempo, calientes y ricos (a menos que sea una ensalada, duh!).
Entras en rush, que a veces el genio le cambia a uno (me lo han dicho, a veces
puedo ser grosero), pero como me dijo un amigo alguna vez, lo que pasa en la
cocina, se queda en la cocina. No hurt feelings si mandaste a la mierda a
alguien, es el estres del trabajo. Tienes que estar verificando que tengas todo
lo que se pide y si está por acabarse, pues avisas. Los platos vuelan, la gente
corre, los cocineros nos quemamos, nos cortamos, y lo aguantamos como los
machos. Que chucha si la flaca te puso los cuernos, el banco te va a embargar o
si te cuadraron el día anterior, al momento del servicio tu mente solo se
concentra en una cosa: sacar todo a tiempo.
Estos últimos días, previos al de hoy, los servicios han
estado fuertes. Que bestia, el sábado por la noche no teníamos nada de
producción para el domingo y un grupo tuvo que amanecerse para reabastecernos.
Valió la pena, logramos reponernos para el domingo y hacer un buen servicio. No
faltó nada.
Ya en otro momento me quejaré de los comensales, pero hoy
solo quiero descansar. Ha sido un día fuerte… solo quiero, descansar…
2 Comments:
Te metiste a soldad..., perdón, a cocinero, ahora tienes que aprender.
Guau... que grato descubrir que aún tienes un blog.
Y que curioso, yo también trabajé el día de la madre... en un restaurante. Entiendo perfectamente de lo que hablas.
Para mí fue un día más de trabajo, trabajar un domingo se ha vuelto algo totalmente rutinario. Que curiosa que es la vida si la observamos a la perspectiva de unos pocos años.
Cuidate mucho Dragón, vuela alto... y que el cielo donde vuelas sea infinito.
Pao
Fundador jubilado de zoofiesta
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