Mi punto débil

Parte del cosmos y el karma exige que exista un equilibrio. Todo ying tiene su yang, las energias positivas tienes su contraparte negativa, toda “buena” acción acarrea una “mala” acción o lo que se denomina, un efecto secundario (funciona de ambos lados). Y a que voy todo esto? A que si tengo una super habilidad, también debo tener un super debilidad.

Superman tiene a la Kriptonita, la Bruja Mala del Oeste tiene al agua, así como el personaje de Bruce Willis en El Protegido, los vampiros a la luz del día, los hombres lobos a la plata, los herejes al fuego (la Santa Inquisición lo demostró), a los sayayines les tiene que apretar fuerte la cola para debilitarlos (esto es muy importante saberlo en caso de una invasión), Sigfried tiene la parte descubierta de su espalda donde le cayó la hoja de tilo cuando se bañó en la sangre del dragón que asesinó (una lamentable perdida) así como a Aquiles su talón en las mitologías nórdica y griega, respectivamente.

Y es que todos tenemos un punto débil, un punto del cual cualquier persona podría aprovecharse para romper nuestro espíritu. Y ahora estoy dispuesto a confesarlo.

Tengo debilidad por el llanto.

No, no por el mío. Específicamente por el llanto de una mujer. Y no cualquier llanto, sino uno desesperado y desgarrador, angustioso, uno sincero (sí me he topado con las que lloran solo para ver si le salen lagrimas), uno de verdad. Es muy fácil ganarse mi atención llorando, no puedo evitarlo, mi vocación de pañuelo me jala a concentrar toda mi atención al ver a una mujer llorando. Sea familia, amigas, o incluso alguna desconocida en la calle, siempre tiendo a hacerla de buen samaritano cuando siento que puedo ser de ayuda.

Y más que ver llorar a mujer, peor es ver a una niña llorando.

Cierta vez, me encontré con una amiga de la universidad que me gustaba mucho, apenas la vi, rompió en llanto y me abrazó. Mi corazón (y no solo por que me gustaba como mierda) se partió, sentir sus tibias lagrimas traspasar mi ropa era como sentir filosas lanzas atravesar mi alma y herirme tanto como ella se sentía herida (ok, eso es empatía, pero digamos que no dije nada). Me abrazó tan fuerte que (pasaron muchas cosas por mi mente adolescente) pensé me partiría en dos. Finalmente me contó que un compañero dragón del colegio que ella había conocido se la agarró y bueno, lo que siguió es otra historia. Pero el asunto es que... ver llorar a una mujer me produce el mismo efecto, siempre.

Como siempre, pasa mucho agua bajo el río (bla, bla, bla), y todos aprendemos de nuestros errores, he enfrentado a diversas mujeres llorar solo para conseguir mi lastima, pero creo en el dicho que dice “una sola vez se capa al chancho” (ojo al CHANCHO, no al dragón). Y de verdad me jode que algunas personas utilicen esa táctica para buscar la compasión o la lastima de alguna persona. Y sucede que a veces un mal llanto ya no me debilita, sino me molesta. Y esa también es otra historia.

Y nada... ahora estoy molesto.