Entre amigos.

Hace un par de semanas, Ursula anunció su próximo arribo a la ciudad de Lima (por la puerta 23), y como tal, me apunté conchudamente a una pequeña reuna si es que era posible. Seamos sinceros, le debo un libro autografiado de D96 pues ella es la única persona que conozco que ha leído toda mi novela y aún me habla! Entonces, juntó con otros compañeros bloggers, como Darling, la tía Jimenita, el Perro Andaluz, el Doc y quien les habla, nos juntamos en el Starbucks del Ovalo Gutiérrez. Pasamos un bonita noche conversando acerca de nosotros, de nuestros proyectos, entre otras cosas, es más sencillo recordar de que hablar cuando tienes un blog, entonces rajar de uno mismo es más sencillo.

Bloggers en Starbucks.

Cabe mencionar que la lora se nos hizo eterna, tanto que no nos percatamos de la hora. Pero como el Starbucks no es un quinceañero, o sea no nos pusieron la típica “No es más que un hasta luego” con Pepe Vásquez, nos pasaron una escoba como diciendo “el último que sale, trapea” y como nadie quería ganarse un sencillito, nos fuimos felices y contentos con la esperanza de volvernos a ver... al menos hasta el martes.

Desde el jueves en la noche que me tenido de hambre, me encerré en el ático a punta de agua y cabezas de pescado, que a veces ni si quiera las miraba. Tenía que guardar estómago, aún recuerdo la última comilona en el Encuentro Otaní y sospeche que esta vez sería igual. El motivo, el día de ayer martes, habría un almuerzo, una súper comilona no bailable con chelitas bien helenas y probablemente con equipo estereofónico. El lugar pactado, Los Cavenecia, un lugar recontra encaletado detrás del hospital de Neoplásicas (es raro no haberlo conocido ya que está relativamente cerca de mi casa). Los asistentes aumentaríamos está vez, Schatz como el anfitrión, Monich, Mafa, el Perro Andaluz y nuevamente, quien les habla (se han dado que “quien les habla” parece buena gente?).

Como soy buena gente, diré que no llegue tarde esta vez, es más me gané con las conversaciones de los japoneses de Hellomotto en la mesa de en frente, de la reunión de tres tíos mismo Mantilla, Ríos y López Meneses y un almuerzo sencillo de dos chicas tan delgadas como Fiorella Rodríguez y Calista Flockhart. No puedo quejarme, la atención fue muy buena, el mismo señor Cavenecia me atendió al inicio diciéndome “por que hay un dragón en mi restaurante?”. Fuera de bromas, por ese lado no me puedo quejar.

Pocos minutos después, Monich hizo su aparición, no pasó mucho tiempo para que el Perro Andaluz llegara y Mafa también. Pero como no somos de piedra, y la chela te abre el apetito, no pasaron ni quince minutos para que empezaramos a sentir un agujero negro dentro de nosotros pidiéndonos llenarlo, así que sin más ni más empezamos a atacar a la carta Empezamos con cuatro entradas para picar, dos frías y dos calientes, que estaban buenísimas, en orden de aparición (de arriba para abajo en la parte izquierda de la foto adjunta): Muchame de Atún, Caracoles al Sillao, un Ceviche Montevideo (del cual por error borre su foto antes de bajarlo a la pc) y unos Camarones en escabeche que estaban re wow. Si crees que has probado de todo en este mundo, puedes darte una vuelta por este sitio para encontrar algo nuevo y distinto (al menos a mi SI me pareció).

Una vez todos reunidos, empezamos con los segundos, en la mesa pusimos una gran variedad de Risottos que no se ven todos los días (de arriba para abajo en la parte derecha de la foto adjunta), como el Risotto de Cangrejo en Rocoto (caramba como se me hace agua la boca ahora), un Risotto de Pulpo en queso Roquerfort (no por dios, no sigas) y un Arroz con Pato donde el pato... no estaba duro! (es difícil conseguir ese punto, pero no imposible). Si digo que los platos se mantuvieron llenos por mas de 15 minutos, estaría mintiendo, apenas llegaron a la mesa, nos lo devoramos como obreros de construcción a la hora del almuerzo. Ok, al menos yo estaba con bastante hambre y tuve que contenerme para no jalar un plato y cual perro hambriento, protegerlo de extraños comensales. Cordura, Dragón, cordura. Cuando menos me di cuenta, ya no había más que comer y Teresa, mi tenia parlanchina, me llamó al cel para felicitarme por la entrada que le había enviado.

Platos degustados.

La comida estuvo buenaza, hacía tiempo que no comía algo tan rico (sorry mamí, también te quiero) y hasta nos invitaron una mesa de helados entre los que recuerdo el de Maracuyá, Fresa, Chirimoya, ¿Coco? y Aguaymanto que me dejó un gustillo indescriptible por querer seguir comiéndolo.

Finalmente nos dirigimos a Miraflores a terminar la velada con un café y sus respectivos churros al Manolo’s donde nos cruzamos con algunos personajes de la fauna farandulera (no, nadie llamó a Magali, ni siquiera cuando vimos a nuestro fragante alcalde compartir el local con nosotros).

Bloggers en el Manolo's.

Bonita reunión para juntar amigos bloggers, excelente almuerzo y mucho más la atención que recibimos. Debo mencionar, eso si, que si estás con un hambre tipo camionero, el Cavenecia no debería ser tu primera opción, tal vez para el agarre del fin de semana o la amiga de tu hermana que quieres impresionar, el lugar lo vale (al menos hasta que lleguen los paparazzis).