Hoy no les contare...

Hoy no les contaré una historia con final feliz, no les contaré de la mejor cita que he tenido en mi corta vida, ni acerca de lo mucho que me divertí con una chica. Nunca les ha pasado que después de una ruma de años, se cruzan en la calle con alguien a quien quisieron/gustaron/enamoraron/estuvieron y tienen especies de flash backs mismo Lost? (requisito para entender el post, conocer el formato de la serie Lost). Bueno, así me sucede en ocasiones como la semana pasada.

Hace años, cuando tenía un trabajo estable (anda, mentiroso!) había una chica que me gustaba mucho, pero para que mentirles si les digo que yo creía que ella era demasiado para mi. Yo la recuerdo como una chica bella, linda, de sonrisa grande, flaca como un fideo, con un piercing en el ombligo y un tatoo tribal que adornaban esa parte de su cuerpo. Publicista de profesión (agárrense publicistas que estoy suelto en plaza) y muy, muy, muy extravagante (para haberse fijado en mi, fácil estaba medio tronada... mentira!!!), esta chica tenia sus seguidores/acosadores en cada esquina.

Cierto día, llegó al local donde yo trabajaba a tomarme un pedido. A los dos días, regresaba a conversar o a visitarme con su amiga, pues la tienda le quedaba a un paso de su casa. Y así nos empezamos a ver seguido y bueno, empezamos a conocernos. Vale recalcar en este punto, que yo haciendo tonterias para llamar la atención de una chica soy experto... ninguna funciona. Por más ridículo que haga. Como sea, cierta vez, esta amiga me dijo que a ella le gustaban los patas que no se fijaban en ella, es decir, no le gustaba eso de estar llamándola para preguntarle como estaba en horarios de oficina, ni que le hagan regalos, hacer cosas que la sorprendan y cosas por el estilo. Ah, me dije, acá entro yo, fácil si me hago el interesante ella me de bola, pero la cosa no iba por ahí, aún.

Cierto día saliendo de la chamba, quedamos en ir al cine. A partir de este punto creo que me tocó uno de esos días de “loco de la vía expresa fumando pay” por que lo que vino solo le sucede a Ross de Friends. Para empezar, compré las entradas de una película que ella ya había visto (la típica, “elije tu la película”... ella tuvo la culpa), quise invitarle canchita (pochoclos, crispetas en otras partes de américa) y gaseosa, pero ella no quiso. Insistí y no quiso de nuevo (chicos, nunca insistan tanto!), pero yo si me compré para mi (de verdad, que clase de persona sería si no entró al cine con MI canchita y MI gaseosa). En la sala, se negó a ir hasta el fondo, allá por el rincón oscurito (bien monse soy a veces para pedir las cosas), nos sentamos al medio de la sala como ella quiso y en plena película, se antojo de canchita y me pidió. Cuando quise pasarle la caja, de casualidad golpeé el mango del asiento y medio caja de canchita fue a parar sobre ella. Aún recuerdo su cara de desconcierto al verse bañada en canchita y yo queriendo sacárselas de encima, (siempre fui torpe con las manos, por eso chicos... hagan deportes). Y el viejo truco de bostezar con brazos abiertos fue cortado con un simple “saca tu brazo que tengo calor”. Y nada que decir de cuando quería meterle letra y ella me decía “shh... esta parte es un mate de risa”.

Algo así, pero menos animado.

A la salida del cine, nos pusimos a conversar, yo derritiéndome en disculpas por el impase y ella diciendo que no había nada que disculpar. Caminamos, caminamos, le dije que me gustaba, bla, bla, bla, con ganas de ganarme nuevamente su confianza, cuando nos detuvimos a mitad de camino y nos dimos un beso. Ejem... beso? No fue un “wow, que maravilla, como explotan los fuegos artificiales” y creo que ella sintió lo mismo. Es más, si mal no recuerdo, creo que me pare sobre un pedazo de vereda rota que me hizo resbalar y termine besándole el mentón. Además, si la memoria no me falla, pisé caca de perro cuyo olor nos acompañó hasta su casa. Y eso que no conté que apenas terminamos ese único beso, ella se metió un halls en la boca... y me invitó. Devastador.

Los días siguientes, ella fue muy notoria en hacerse esquiva, aún creo que el hecho de que haya perdido su celular, solo fue una táctica para que deje de llamarla. Y si, fue notorio, pues delante mío repartía su nuevo número de teléfono... y a mi... chote! Nunca se lo pedí, pues esperé a que ella lo hiciera... pero nunca lo hizo. Habrán pasado dos semanas hasta que me di cuenta que me había convertido en una especie de acosador sin vergüenza, que esperaba cruzarse con ella a la salida de su chamba... como los que ella me mostraba cuando la conocí.

A veces me la cruzó en el msn y conversamos como grandes amigos, claro, sin tocar temas que incluyan salidas juntos, pues esa única cita, fue un desastre. Es una buena chica y una buena amiga, eso nunca lo podré negar.

Lo que hoy quería contarles era que la semana pasada, bajé del micro y la vi caminando de la mano con quien supongo es su actual enamorado (estaban de la manito, pues). Y me dio cierta nostalgia volvérmela a encontrar, le hubiera tomado una foto y la posteaba con la leyenda... “envídienme, ella se fijo en mi... y yo la cague”.

Foto tomada de Carlsquared.com