En verdad, no soy un ***gón.

A pesar de que la mayoría de personas que leen este blog piensan de mi, yo en verdad no soy ***gón. Claro, no es que lo este pregonando a los siete vientos, pero creo que de rato en rato lo dejó entrever como si fuera cierto. No voy a mencionar los posts donde hago referencia a ellos, pero creo que ustedes muy bien saben a cuales me refiero.

Y por qué creo que ustedes creen que yo soy ***gón de verdad? Pues sus comentarios me lo dicen. Muchas chicas me lo dicen explícitamente, me lo sueltan a la mala “oe, ***gón cuando nos vemos” y no solo chicas, sino también patas, para terminar conociéndome y ver que en realidad no soy el ***gón que ellos creían. Eso es un mero mito. Tampoco digo con esto que los decepcione, al menos no me lo han dicho directamente, pero si he escuchado frases como “lo creí más grande” o “lo creí más gordo”, pero es la imagen que uno se hace cuando bloguea, es el choque de contrastar la realidad con la ficción.

Decir que uno es ***gón da cierto caché, da cierto respeto, es exactamente opuesto a decir que uno es un “pericotito, gracioso y bonito”. Es infundir miedo con el solo hecho de pronunciarlo. Imagínense, están en una reunión y de pronto alguien dice “miren, allá viene el ***gón” y todos se quedan boquiabiertos, o me van a decir que no? Yo lo digo, por que cuando conozco gente, me miran con esa cara “en verdad eres ***gón?” y mas de una vez me han dicho (hagan memoria, no mientan) “ahí esta el famoso ***gón”. Si quieren que mencione nombres, lo hago, yo no tengo reparos en señalar a las personas que me lo han dicho, después de todo, que a uno lo reconozcan como el ***gón de la blogósfera, como que le levantan a uno el ego. Tampoco es que sea un estigma con el que viviré el resto de mi vida, pero me gusta como suena ahora. Probablemente sea codiciado entre las mujeres y envidiado por los hombres, no lo sé.

Sé que ***gones en la red, propiamente dichos, convictos y confesos, no hay muchos. Cuando empecé esta aventura blogger, me dediqué a buscarlos para formar una comunidad de ***gones (pensé que estábamos extintos), incluso en mi primer blog (ese donde está mi novela), me dediqué a enlazarlos y los visitaba y comentaba diciéndoles “hey, yo también soy ***gón”, pero sus visitas, pocas o nulas, terminaron por hacerme desistir de la idea. Y ahora que lo leo, decirlo solamente suena un poco patético.

Supongo que muchos de ustedes se preguntaran si siempre fui así? Cuando era un chiquillo virginal e inexperto nunca lo tuve en mente, ni siquiera me interesaba saberlo. No me veía diferente al resto de mis “compañeritos”, pero en el fondo sabía que era especial, que de grande, tendría algo por explotar. Ya en la universidad, las alusiones fueron mas obvias, habían ciertas características de los ***gones que les molestaban a mis amigas, pero no tanto a los patas. Ya de viejo, empecé con la obsesión a ellos, los buscaba en películas, fotografías, dibujos (es que me sentía muy solo) hasta que encontré un especial en Discovery Channel donde hablaban de su supuesto origen, científicamente comprobado que terminó por ser solo eso, un supuesto.

Y para no hacerlo taaaaan larga (es una baina ser ***gón), si quieren ver un ***gón cómodo, solo hagan click en la pequeña foto (que irónico, no?). Abstenerse personas cardíacas, sé de algunos de estos que han matado personas. En conclusión, me gustaría que me sigan llamando como tal, pero recuerden, solo soy una persona más.

No temais, no muerde... solo si se lo permiten.