Miserable.

Cuando llevo a alguien a mi casa (sea agarre, amigo o amiga) siempre, siempre, SIEMPRE, salen a relucir las historias mas patéticas de mi ecléctica existencia. Mis hermanas y mi vieja siempre cuentan los peores momentos en los que D96 se ha visto envuelto. Y si estoy de malas, fácil las amigas de mis hermanas están ahí para echar más leña al fuego y hacerme sentir pésimo delante de mi visita.

Es mi familia y así la quiero.

Una de esas historias es esta. Las otras, se las cuento yo mismo a manera de prevenir alguna anécdota en casa, en caso algún día me visitaran.

Mi hermana tiene una amiga misma Jlo con un trasero espeluznante, es gigantesco y como bien dice mi amigo Mart, solo le falta ponerle luces direccionales a cada nalga. La cuestión es que con esta chica he chocado algunas veces, pero por miserable. Un día de verano llegó esta amiga a la casa con la garganta seca, en esa época teníamos la costumbre de que cada quien se compraba sus cosas para la casa, es decir, si tenías ganas de tomarte una gaseosa o jugo, tu mismo te comprabas lo que querías y se respetaba para con toda la familia. Como era costumbre, yo compraba MI propia gaseosa de tres litros, para MI solo y para nadie mas. Bien miserable era, no? (ojo con el “era” porque ya no soy así, aunque digan lo contrario).

Demasiado.

Cuando la amiga en cuestión llegó a casa, le pidió a mi hermana un vaso de algo para tomar. Mi oído de tísico la escuchó desde el segundo piso y cual acróbata del Cirque du Soleil, salté de mi cama, corrí por el pasadizo, volé por las escaleras, me di como tres aspas de molino por la sala, entré a la cocina para verla a ella a punto de servirse de mi botella de gaseosa y solté un “nooo!!!” como si mi vida dependiera de ello. El gritó, obviamente, la asustó y dejó de servirse para soltarme un “que miserable que eres!!!” y luego verme en mi crapulencia lo atorrante y patético que me veía negándole un miserable vaso de gaseosa sin gas.

Obvio que eso fue suficiente como para darme cuenta de que si era un pobre y triste huevo frito, y aunque ahora sea otra persona, siempre cuentan esa anécdota como algo “gracioso”. Si, si... vestas cunche...

Por cierto, para quien le interese, la frase “oído de tísico” puede provenir de dos partes. El tísico es una persona que duerme mal (tisis=tuberculosis) por lo que cualquier ruido lo despierta o también de algunos mineros que padecían de silicosis, que también se les llamaban tísicos, y tenían muy buen oído al estar acostumbrados al oír los gritos cuando se les avisaba que se encendían las mechas para las explosiones.

Sí, ya sé, aún me hace quedar mal.