viernes, octubre 31, 2008

El PM.

Vaya, cuanto tiempo sin postear. Ya me sentía perdido en la costumbre de hacerlo seguido, pero si lo hago ahora es por motivo de la fiesta que se celebra hoy. No, no me refiero a los cumpleaños de Darling y Pripilas, sino por Halloween. Claro que celebro el Día de la Canción Criolla, pero hagamos una excepción este año.

Hoy les contaré acerca de un personaje de terror real. Nada de güampiros (el vampiro de la selva), ni de monstruos o bestias salidas de la imaginación de algún treintañero que vive aún con sus padres. No, no, no... el personaje de la historia de hoy es tan real como Magaly Medina, la Tigresa del Oriente o Tongo, es el Punteador de los micros.

El Punteador de los Micros (PM para los amigos) no es una criatura fantástica como el Chupacabras o ET, es un personaje real que sube a los micros, se pasea de cabo a rabo por el pasillo lleno de gente y cuando encuentra una victima... zas! empieza el punteo. Y no estoy hablando de guitarras, sino que soba sus partes íntimas contra los cuerpos de otras personas, inocentes parroquianos que viajan sin conocer el peligro que tienen... detrás.

El Punteador de los Micros puede verse como cualquier persona, no tienen un rasgo físico que los haga resaltar del resto de mortales. Ni una prenda, ni una mirada, ni una edad determinada. Puede ser el tío bonachón que no mata ni una mosca, como el joven distraído que escucha música de su celular. Sus victimas preferidas son simpáticas señoritas que viajan con las manos ocupadas, las que apenas pueden sostenerse de las barandas de los micros. Aprovechando el vaivén del movimiento del carro, se colocan detrás de ellas y el resto ya es historia. No roban, no manosean, solo puntean.

Lleno, lleno... yendo pa' Magdalena. (*)

Pero tu varón, amigo mío... qué dijiste? "Uy, me salvé porque soy hombre? A mi nadie me toca ni con el pétalo de una rosa?" (si lo dijiste, amigo, es que estás bien raro) No, el Punteador de los Micros no distingue sexo, raza, ni condición social al atacar a su víctima. Hombre o mujer, el punteador es bastante open en ese sentido. No espera que caiga la noche para hacerlo, ataca los 365 días del año, domingos y feriados también. A veces, ni siquiera espera que el micro este lleno, solo le basta el movimiento de la unidad de transporte para dar rienda suelta a sus bajos instintos.

Ah, entonces tu debes pensar: “uy, eso solo le pasa a las personas que viajan paradas? Pobres idiotas!”. Nuevamente... NO... Una de las víctimas fáciles de los Punteadores de los Micros son las personas que viajan sentadas (en especial las que están del lado del pasillo) y si están dormidas, peor. Utilizan sus zonas erógenas para frotarlas con fruición sobre los hombros descansados de los dormitados viajantes. Con la excusa de “me están empujando” muerden sus labios fantaseando con el roce inocente de cuerpos desconocidos sobre su impávido sexo que solo busca satisfacción púb(l)ica.

De terror, verdad?

Así que la próxima vez que viajes en micro, procura sentarte al lado de la ventana. No sabes si el Punteador de los Micros pueda estarte teniendo en la mira para que tu seas... su próxima víctima. Según últimos reportes, estos abominables personajes tienen sus similares en metros, trenes o similares. Dicen también que es un pariente cercano del Punteador de las Procesiones (como la del Señor de los Milagros).
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Hace meses, viajaba tranquilamente de regreso a casa cuando escuché a un pata pelearse con otro por que sentía que le estaba punteando el hombro. Al tipo no le quedó mas que bajarse y con roche.
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(*) Estribillo de Magdalena de NSQyNSC.