Todo empezó con la forja de los grandes anillos, tres fueron dados a los elfos, seres inmortales, sabios y fieles de todos, siete a los señores enanos, limeños mineros de Yanacocha, explotando los yacimientos auríferos de La Cojamarca, y nueve, nueve anillos fueron entregados a la raza del hombre, que sobre todo, desea poder. Y en cada uno de estos anillos se entregó la fuerza y el poder de gobernar a cada una de estas razas, pero todos fueron traicionados pues otro anillo fue forjado. En las tierras de CajaMordor, en las cataratas de Llacanora, el señor oscuro, Sauron, creó en secreto un anillo maestro para controlar a los otros, lo hizo de maldad y crueldad, su malicia y su deseo de dominar toda forma de vida. Pero antes de enviar al anillo a su destrucción en el mismo lugar de su creación, un grupo de valientes héroes parte a reconocer el camino a Llacanora, así como quien conoce los peligros a enfrentar en el futuro.
Héroe, Daragorn de 96, blogger y ranger.
En los valles de La Cojamarca (a 2,719msnm), Pilor, una pequeña hobbit está decidida a caminar hasta las lejanas tierras de Llacanora, enviada por el mago Hugandalf que cansado de las grandes batallas junto a sus amigos contra el cañazo, la chela y el calientito (que empezó desde el jueves) decide descansar hasta recuperar sus fuerzas. Pilor, confundida y asustada, sale de su hogar, La Cojamarca, a su primer destino, digamos la Posada de Vicuña Saltadora donde se cruza por primera vez con Daragorn del 96.
Grupo casi completo, las dos chicas de atrás son extras.
Daragorn del 96 es un humilde (but goodlooking) ranger (no de esos Migthy Morphin’ Power Rangers, solo un simple ranger) que guarda en secreto su verdadera identidad, ser el heredero directo al trono de las tierras de Zuñigard (en verdad él no lo sabe, pero si has leído el libro lo sacas al toque), es el primer personaje que encuentra Pilor, pero no sería el ultimo, pues una vez juntos, tomando desayuno en la Posada de la Vicuña Saltadora, dos personajes más los acompañarían en su “trek party” (“grupo” en inglés pues) para las lejanas y extrañas tierras de Llacanora. Una de ellas era la hermosa elfa, Krystal, de quien se sabía era una excelente trombonista y amante de la naturaleza, y aunque pareciera que tuviera 26 años, solo tenía 27 (es que los elfos son longevos), hablaba perfecto español por lo que su comunicación dentro del grupo sería bastante fácil, natural de Suizendell sería de mucha ayuda en el viaje. BRojomir, por otro lado, vive muy cerca de nuestros heroes, y se ofreció de guía hasta Llacanora, aunque sus verdaderas intenciones aún no estaban escritas.
Cruzando peligrosos puentes.
A media hora de camino, juntos los cuatro personajes, Pilor contaba como su tío bisabuelo era el rey de los chocolates, como sus anteriores familiares habían intentado hacer el mismo recorrido que ella y sus amigos, sin éxito alguno y más bla, bla, bla. Y es que muy cerca de donde estaban, se encontraban las Minas Tirith (o Callacpuma en Llacanoriense) donde se decía vivía un enorme Dragón de 96 metros (cualquier semejanza con este post, es pura coincidencia). Camino arriba, Krystal, la hermosa elfa subía sin problemas, mientras que el resto de personajes llegaban con últimos suspiros a la cueva. Era el único camino y era obligatorio cruzar por esas minas. Una vez frente a la entrada, dos imponentes y gigantescas puertas se alzaban, cerradas con un sello mágico forjados por los elfos, según contó Cristal, su pueblo, los elfos suizos, la habían creado para evitar la salida del mal que habitaba dentro. Daragorn del 96 no creía en la maldad de semejante criatura, así que se dedicó a tomar fotos al paisaje, mientras que BRojomir, que conocía la leyenda de las puertas dijo.
“Melom, si di?” (es que mucho tiempo en la Cojamaraca te absorbe el lenguaje también)
Interior de Minas Tirith.
Y las puertas se abrieron. Los tres personajes, Pilor, Krystal y BRojomir, entraron valientemente a enfrentar al D96 metros, Daragorn del 96 era un ranger pacifico por lo que no decidió pelear. Los primeros metros de la enorme cueva estaban llenas de inscripciones antiguas, de civilizaciones ancestrales que rezaban dichos como “Martín estuvo aquí”, “Promo XVI de Maria Auxiliadora”, “Francisca, te amo”, “Trinchera Nurte” y “Maria, Luz, Nancy, Andrés, amigas por siempre”, entre otras que ya no podían descifrar. En el fondo de la cueva, y tras pasar por enormes construcciones, el grupo entero se encuentran con su primer peligro, el Dragón de 96 metros, que ante su presencia los enfrenta a hacer Sudoku Monster a cambió de engullirlos o dejarlos pasar. Por suerte, la siempre habilidosa Pilor resuelve el misterio, lo que deja derrotado a D96 metros advirtiéndoles, más adelante se encuentra un peligro peor, inclemente y salvaje, monocolor y despiadado. El grupo entero, lleno de valor y coraje, recorre los pasillos abismales de Callacpuma hasta cruzarse con un ejercito entero de polleronas pidemonedas, pero tanto fue el ruido que esta persecución produjo (además de miles de dólares en efectos especiales) que despertaron a la criatura del abismo, aquella que D96 metros había advertido. Era el Balroj-o.
D96 metros en la entrada de la cueva.
Después de una batalla de cinco minutos por la que vale la pena volver a ver la película (pronto en sus salas locales), BRojomir perece con la enorme criatura cayendo por los profundos abismos de la cueva… bla, bla, bla, escena trágica, todos lloran hasta la siguiente toma, donde se encuentran con el hermano gemelo idéntico de BRojomir, FRojomir que se ofrece como guía hasta el final del camino y todos terminan felices y contentos, pero aún faltan peligros por recorrer, pues lo mejor está por venir.
Cataratas de Llacanora.
Daragorn del 96 en las primera catarata de Llacanora.
Una hora más tarde y con nuevo guía, luego de traspasar por los pantanos de barro y los hermosos paisajes que un buen día podría ofrecer, el grupo entero llegó a los límites de Llacanora que se veía alborotada por celebrar una fiesta patronal (los pueblos lejanos también tienen derecho), donde millones de pobladores libaban licor, adoraban culto a sus dioses y vendían deliciosos potajes a comodísimos precios. Pero primero, nuestros personajes tenían que llegar a las cataratas para hacer su mapa y regresar ilesos de una vez. Ocultos entre la multitud para evitar ser descubiertos, el grupo veía a los ejércitos Llacanorienses desfilar a la madre de todas las batalla.
Pasando desapercibidos y casi descubiertos por algunos pobladores pidemonedas, el grupo recorre por un pasaje que los conduce a la primera catarata, que aunque no es muy grande, era bonita (Daragorn del 96 nunca había ido a este sitio, así que se emocionó), luego, camino arriba y subiendo millares de escaleras de piedra y barro llegaron a la segunda catarata que terminaba en una pequeña laguna, donde una horrible bestia estaba… casi desnuda. Luego de conocer los pormenores de la formación de los anillos y toda la parafernalia tolkiencista, el grupo entero maquina su escape, no sin antes subir a lo más alto de las cataratas y buscar un camino de escape. Allá en lo alto logran divisar a una pareja de locales Llacanorienses disfrutar de su juventud de una forma muy… digamos, con Ada Chura.
"Muerto" en batalla etilica.
De regreso a la ciudad, el grupo entero debió pasar inadvertido, pero un grupo de antiguos pidemonedas los descubrieron y obligaron al grupo a escapar utilizando la fuerza. Era una batalla injusta e inclemente, cientos, miles, millones de Llacanorienses contra dos humanos, una hobbit y una elfa, Daragorn del 96 quiso retarlos en un súper reto de comida, pero ellos eran demasiados, Pilor intentó convencerlos de no atacarlos, pero sus habilidades de comunicación no eran suficientes, Krystal empezó a demostrar sus habilidades con el arco, la flecha y el trombón, pero ni con la ayuda de FRojomir se podía hacer algo, aunque este ultimo conocía una ruta de escape. Después de evadir con éxito los enjambres de mosquitos y beodos, los heroes hacen su camino a las afueras de la ciudad. A cierta hora de la tarde, aparecerían unas gigantescas aguilas en formas de combis que los llevaría de regreso a La Cojamarca. Salvando millones de veces sus vidas y dejando atrás un rastro descontento de Llacanorienses, el grupo escapa guiado por FRojomir, hasta que son cercados por los locales enemigos, por suerte, una pequeña y mediana lluvia asustó a los locales, obligándolos a escapar y limpiarles el camino de enemigos, y al llegar la movilidad esperaba, escaparon rumbo a la ciudad.
Pueblo de Llacanora en plena batalla.
Y así termino la aventura.
Enfrentamiento editado con una bestia por FRojomir.
Epílogo.
Pilor regresó a su natal Cojamarca, la hermosa elfa Krystal decidió seguir sus aventuras, esta vez por los cementerios de Otuzco y los lagos sulfurosos de Baño del Inca los días siguientes, por otro lado Daragorn del 96 y FRojomir se reunieron en un restaurante local donde degustaron y delicioso pan al ajo y unas lasagnas de la rechupete en el local recomendado por algunos fellow bloggers llamado Om-Gri. El dueño, un humano bastante conversador (pero no tanto como Pilor), hizo de la noche una cena bastante amena por lo que les recomiendo si vienen a Cojamarca algún día, que pasen por este sitio.
En el Om-gri.
Pan al ajo.
Deliciosa lasagna.
Ahora, las OTRAS aventuras con las tres Vampiresas irlandesas (chupan que dan miedo), Hu-Gollum, la hermosa reina de los Elfos Italianos, Karladriel y otros personajes secundarios, pertenecen a otros cuentos que serán relatados en su momento.
Escape a Narnia?